Vamos a caminar,
a darnos una vuelta alrededor del rancho.
Es un buen ejercicio, para el cuerpo y para el alma.

Entiendo que tal vez te sientes fastidiada,
alejada de los demás.
Entiendo que tal vez prefieres estar con tus amigas,
que ya has crecido, que quizás la vida en el rancho ya no es para ti,
pero te quiero mostrar algo antes de que te vayas.

Quiero que mientras caminamos, que mires hacia los cielos.
Cuando el sol baja en el atardecer, mira como pinta el cielo y las nubes.
Nunca verás los mismos colores.
El sol es un experto en creatividad, y no es por práctica. Solo es.
Tu siempre has sido mi sol.

Quiero que mientras caminamos, escuches como canta el viento.
Tal vez no serán los zumbidos de la ciudad, pero todavía lleva vida.
Es un buen recordatorio de que todos sienten y sufren sin hacer mucho sonido.
Como oigo los vientos, oigo tu corazón.

Quiero que mientras caminamos, que mires a tu alrededor.
Fíjate en los detalles, las texturas, los olores.
Cada flor, animal, y piedra.
Deja que te inspiren, que te revitalizan
para poder continuar durante las etapas oscuras.
Siempre estaré aquí para darte fortaleza.

Espero que cuando regreses, me cuentes como te fue.
Si estás cansada o preocupada, quiero que sepas que te recibiré con los brazos abiertos.
Si quieres podemos salir a caminar,
te puedo contar como yo he cambiado también.
Después de todo es un buen ejercicio, para el cuerpo y para el alma.

I write to illustrate the conflict of what we have versus what others dictate what we should have. I believe there is a beauty in the space between the memories we hold and our present selves. I write to highlight this beauty and conversely dissuade that conflict we all might experience internally or externally.